En la medida que la humanidad evoluciona en el tiempo y prospera en el espacio, los valores existenciales cambian. La codicia y los intereses de orden material, afectan la estabilidad existencial de las personas. Hombres y mujeres pierden la identidad humana y ocupan espacios sociales en virtud de su condición de género. La diferencia se establece en el seno de las diferentes sociedades globales, y el hombre asume los puestos de poder y de crecimiento social y laboral. Sin embargo, cuando hombres y mujeres sufrían las consecuencias materiales y morales de la Revolución Industrial, la práctica cooperativa instaurada por los Probos Pioneros de Rochdale instituyó un nuevo orden moral, y axiológico, que enalteció la igualdad y la fuerza colectiva para el enfrentamiento de las vicisitudes de la existencia. Los valores cooperativos, entonces, se muestran adecuados a la disminución de la actitud comportamental que afecta la diversidad, y tiraniza la igualdad.
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