Salamanca, España
El lapso de tiempo que dista entre la Primera y la Segunda Guerras Púnicas viene marcado por el rearme de Cartago, que trata de resarcirse de su anterior derrota con una expansión por la península ibérica. Roma, temerosa de ello, obliga a Cartago en el año 226 a. C. a firmar un acuerdo de esferas de influencia. La presunta violación de este tratado por los púnicos será, precisamente, la justificación empleada por Roma para declarar la guerra nuevamente a Cartago, dando así comienzo a la que quizá fuera la más sangrienta de toda la Antigüedad. Pero los términos de este tratado no se conocen bien, y la acusación de violación de las mismas tampoco parece evidente. Enrique Hernández nos explica, en este breve pero esclarecedor documento, las claves para comprender el fenómeno, aún no del todo resuelto.
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