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Matter, man, universe: the ontology of human openness to the cosmic holism

  • Autores: Javier Monserrat
  • Localización: Pensamiento: Revista de investigación e Información filosófica, ISSN-e 2386-5822, ISSN 0031-4749, Vol. 75, Nº. Extra 283 (Serie Especial Nº 9), 2019, págs. 131-170
  • Idioma: inglés
  • Títulos paralelos:
    • Materia, hombre, universo: la ontología de la apertura humana al holismo cósmico
  • Enlaces
  • Resumen
    • español

      El universo que conocemos es un producto de la mente humana. En la experiencia fenomenológica primordial, que el hombre tiene de si mismo, se imponen dos hechos fenomenológicos: la experiencia de un mundo estable de objetos y la experiencia de un mundo de campos de realidad. El ejercicio de la razón, que le viene dada al hombre evolutivamente, lleva a preguntar cuáles son las causas reales que producen esos dos mundos. Igualmente, cuál es la verdad última del universo. La ciencia moderna produce un conocimiento racional (científico) que ofrece la base para responder esas preguntas. La mecánica clásica explica qué es y cómo se produce un mundo macroscópico de objetos estables. La mecánica cuántica qué son y cómo se producen los campos de realidad, a los que accede el hombre desde su psique humana. Todo ello nos lleva a entender que el universo tiene una ontología (un modo de ser real) holístico. El hombre, ya por su auto-experiencia primordial, pero también por los resultados de la ciencia, queda abierto al conocimiento del holismo cósmico. La naturaleza holística del universo es la clave para abordar las preguntas en torno a su verdad última. El holismo sigue haciendo posible la hipótesis atea de un universo sin Dios. Pero también es verdad que, más allá del reduccionismo decimonónico, el holismo hace hoy mucho más verosímil la hipótesis de la existencia de Dios. A modo de sugerencia, el artículo concluye con una referencia a la imagen de Dios, y de la creación del universo en Dios, según el discurso alegórico de la kabala judía.

    • English

      The universe we know is a product of the human mind. In the primordial phenomenological experience, which man has of himself, two phenomenological facts are imposed: the experience of a stable world of objects and the experience of a world of fields of reality. The exercise of reason, which is given to man evolutionarily, leads to ask what are the real causes that produce these two worlds. Likewise, what is the ultimate truth of the universe. Modern science produces a rational (scientific) knowledge that provides the basis to answer those questions. Classical mechanics explains what is and how a macroscopic world of stable objects is produced. Quantum mechanics, what they are and how the fields of reality are produced, to which man accesses from his human psyche. All this leads us to understand that the universe has a holistic ontology (a way of being). Man, already by his primordial self-experience, but also by the results of science, remains open to the knowledge of cosmic holism. The holistic nature of the universe is the key to addressing the questions surrounding its ultimate truth. Holism continues to make possible the atheistic hypothesis of a universe without God. But it is also true that, beyond nineteenth-century reductionism, holism makes the hypothesis of the existence of God much more plausible today. As a suggestion, the article concludes with a reference to the image of God, and the creation of the universe in God, according to the allegorical discourse of Jewish kabbalah.


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