En ‘El origen de las especies’, Darwin ya sugería que los factores ‘hereditarios’ se transmitían de generación en generación. La influencia de Darwin fue muy importante y contribuyó a que los científicos se centraran en buscar el lugar de la célula donde se escondía esa información hereditaria. No fue hasta 1910, cuando los análisis microscópicos revelaron que la información que se buscaba estaba contenida en los cromosomas.
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