Como es bien conocido, la psicología científica empezó siendo definida como la ciencia de la conciencia (J. A. Mora, 1987, cap. 1.º) y a esta concepción solían referirse los pioneros como Wundt, James, Titchener, etc., aunque con el surgimiento del conductismo y otras escuelas externalistas esta definición sería muy criticada. Sin embargo, la conciencia hoy en día es un tema recuperado en la literatura científica, aunque sigue siendo una gran incógnita y nos exige una gran claridad conceptual antes de referimos a ella. Simultáneamente la admisión científica de un mundo interno del sujeto humano no sólo preocupa a la Psicología sino que implica a otras ciencias conexas a la misma. De acuerdo con Moya (1999, p.9) "las disciplinas científicas especialmente interesadas en este momento por el tema científico de la conciencia podrían agruparse al menos en las siguientes: Psicología, Fisiología-Neurología, Sociología, Lingüística, Inteligencia Artificial y Antropología, lo que nos recuerda el hexágono de las ciencias cognitivas". Igualmente, como ha señalado Crick (1994) se puede hablar de muchos tipos de conciencia, referidos a aquellas acciones que están asociadas al ver, pensar, a la emoción, el dolor, etc. Por otra parte, algunos proponen taxonomías, como Martínez-Freire (1999, p.1-2), en cuanto que señala cuatro tipos de conciencia: 1) La conciencia simple (awareness) que sería el darnos cuenta de algo ; 2) La conciencia reflexiva, que constituiría los procesos de segundo orden, como por ejemplo, analizar los distintos elementos de un plano ; 3) La conciencia fenoménica o qualia, la cual implicaría ya el darnos cuenta de aspectos subjeüvos y cualitativos de nuestros procesos mentales ; y 4) la autoconciencia que haría referencia al conocimiento de nuestra identidad
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