Reino Unido
Entre 1713 y 1746, España, regida por su primer monarca borbónico, Felipe V, representó –junto a la emergente Rusia en el este–, la mayor amenaza para la paz en Europa. Se trató de un cambio radical respecto a la naturaleza del problema que España, gobernada por el último Austria, Carlos II, supuso para los soberanos europeos y sus ministros. Entonces había sido la debilidad española, no la fortaleza, lo que desafió a los dirigentes de otras partes. El resurgir de España se hizo evidente en términos de fortaleza militar, naval y financiera. El país supo adaptarse particularmente bien a una situación en la que la corte era capaz de desplegar los recursos de una amplia monarquía europea y global, procedentes, sobre todo, de España y las Indias. En cuanto al impacto del resurgir, lo percibieron tanto los súbditos de Felipe como los vecinos de España.
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