Aún recuerdo el día que, tras los cinco años de formación, vi relucir sobre cada uno de mis hombros las tan deseadas dos estrellas, momento en que fui consciente que tenía por delante una larga carrera de muchas alegrías y alguna difi cultad en este mundo de las armas. Estaba eufórica y muy orgullosa de todo lo que había sido capaz de alcanzar durante este tiempo y del cambio tan grande que acababa de producirse en mi vida: ya era teniente.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados