Este artículo, de carácter ontoestético, investiga la nueva relación categorial que surge con la avenida del arte poscontemporáneo, demostrando que se ha rebasado el arte contemporáneo al haber perdido presencia la categoría de lo irónico, sobre la que giró todo el arte contemporáneo. Si, en la historia de la humanidad la era moderna comienza con la circunvalación de la Tierra y la contemporánea con el urinario de Duchamp, la poscontemporánea puede fijarse alrededor de 2004, con la aparición de la Web 2.0 y las flat-screens de nuestros telefonitos, que nos devuelven a una Tierra plana, como esas pantallas que nos gobiernan. Con el apoyo de la Historia de la Filosofía, desde la arcaica a la coetánea de la Flat Ontology, se define el nuevo eje categorial poscontemporáneo y se caracteriza como lo bonito no cursi, ni kitsch.
This onto-aesthtetics article investigates the new categorial relationship that emerges with the advent of post-contemporary art, showing that contemporary art has been overtaken due to the death of the ironic category, around which all contemporary art revolved. Whereas, in the history of humanity the Modern age begins with the circumvallation of the Earth and the Contemporary age end swith Duchamp's Fountine, the post-contemporary one can be fixed around 2004, with the appearance of Web 2.0 and the flat screens of our smartphones, that bring us back to a flat Earth, like those screens that rule us. With the support of the History of Philosophy, from the Archaic to the Contemporary of the Flat Ontology, the new post-contemporary categorical axis is defined and to be characterised as beautiful not corny, or kitsch.
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