Las regiones semiáridas del mundo suelen tener como principal factor limitante del desarrollo económico la escasez de agua. El mantenimiento de un desarrollo sostenible es complejo debido a que las precipitaciones son escasas y con notables variaciones espacio-temporales que dificultan la planificación del uso y la correcta gestión del recurso. Los acuíferos del SE español han soportado la mayor parte de las extracciones de agua para abastecimiento de una agricultura floreciente y un turismo cada vez más numeroso. El ahorro, la reutilización y la concienciación por parte de los usuarios son elementos imprescindibles en una política hidráulica sostenible. La posibilidad de llevar a cabo obras blandas (diques y zanjas, recarga en graveras) se plantea como una posible solución de bajo impacto ambiental. Las plantas desaladoras constituyen soluciones técnicas teóricas, aunque de elevado coste. Una acertada planificación ordenada en el tiempo, con reglas claras y actualizables, con sólida aceptación social, enraizada en el conocimiento, en la información y en la participación ciudadana, permitiría avanzar de manera segura hacia el futuro. La definición participativa de los objetivos de esa planificación dinámica deberá ser la base de una gestión sostenible del agua, que no debe ignorar el equilibrio de los ecosistemas.
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