La Formación de la Arcada podría considerarse como la disposición de los dientes y el hueso alveolar dentro de los maxilares de un determinado individuo. Varía con el desarrollo dentario y está influida por múltiples factores. Es interesante en ortodoncia por la posibilidad de poder establecer la forma ideal de la misma y poder controlar los factores que la modifican.
Históricamente se ha intentado relacionarla con otros parámetros morfológicos craneofaciales así como definirla desde el punto de vista geométrico.
La arcada dentaria está determinada por factores genéticos y ambientales. Los primeros influyen durante los primeros estadio del desarrollo.
Los factores ambientales actúan especialmente durante el periodo de postemergencia dentaria. En este período, determinan la fuerza de la arcada con mayor o menor importancia: el músculo y los tejidos blandos, las fuerzas periodontales, la relación postural del sistema estomatognático y la oclusión dentaria.
El factor muscular representado por la musculatura lingual y peribucal, fue tenida en cuenta ya por TOMES en 1873 quien describió el pasillo que lleva su nombre. Ampliando el concepto de Tomes se describe el “mecanismo del bucinador”, auténtica bufanda muscular que encierra a los dientes. Otra región importante es la mediolar, por ser la zona más activa, miológicamente hablando, de la musculatura perioral. Con el avance científico de los últimos años se crean una serie de aparatos de registro válidos para el estudio de la función intra y extraoral. Entre estos métodos destacan la electromiografía, los pónticos móviles, la cinefluorografía, etc. Los resultados obtenidos contrastan con la visión clásica de TOMES, según la cual el diente está en equilibrio en la arcada por la acción sobre el mismo de fuerzas de igual intensidad, pero de sentidos opuestos, representadas por la lengua y la musculatura perioral. Los estudios realizados por numerosos autores, indican que las presiones linguales son mayores que las labiales y las producidas por la mejilla. Para valorar mejor las fuerzas musculares hay que tener en cuenta, aparte de su intensidad, su duración.
La relación postural del sistema estomatológico, estudiada por SOLOW, es un importante factor. La compensación existente entre la postura de la cabeza, mandíbula, proceso dentoalveolar y lengua son de capital importancia en la génesis de una arcada “normal” o patológica.
La oclusión también determina la forma de la arcada. El modo de actuar las fuerzas oclusales sobre el diente determinará en parte su situación en la arcada.
Todos estos factores actúan en interacción, siendo difícil clasificarlos por orden de importancia. El desequilibrio entre estos factores determinará la prevalencia de unos u otros y su repercusión directa sobre los dientes y la forma de la arcada.
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