Entre los ópticos del siglo XVII, encontramos a Querubín de Orleans. Su nombre solo ya merece un recuerdo, y como dibujante de artilugios es sencillamente magistral. Convencido de que la visión binocular exige sistemas ópticos binoculares, nos describe cómo deben construirse los telescopios binoculares de medio y largo alcance, y los microscopios que cumplan la misma función. Y aunque hay antecedentes, se jacta de haberlos inventado sin problemas de paralelaje. La invención posterior de los telescopios catóptricos, y la dificultad de tener que manejar dos tubos iguales, tanto en los grandes telescopios como en los microscopios, ha hecho perder utilidad a sus inventos, excepto en los binoculares de medio alcance, los gemelos de teatro por ejemplo.
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