Zaragoza, España
Objetivo Evaluar la estructura retiniana mediante tomografía de coherencia óptica (OCT) en niños con antecedentes de exposición prenatal a tóxicos.
Métodos Se exploraron 49 niños expuestos a tóxicos prenatalmente, de edades comprendidas entre 5 y 18 años. De ellos, 25 tenían antecedentes de exposición prenatal a tabaco, 20 fueron expuestos durante el embarazo a alcohol y 4 a otras drogas de abuso. Todos los niños fueron sometidos a una exploración oftalmológica completa incluyendo la realización de una OCT. Se realizó una comparación frente a un grupo control, pareado por edad, de 25 niños con embarazos controlados sin exposición a tóxicos.
Resultados Los niños expuestos prenatalmente a tóxicos presentan una reducción significativa del espesor medio de la capa de fibras nerviosas de la retina (CFNR) en comparación con los no expuestos (81,5 vs. 99,7; p < 0,005), así como de sus cuatro cuadrantes (CFNR superior: 97,5 vs. 127,5; p < 0,005; CFNR nasal: 61,5 vs. 72,3; p = 0,005; CFNR inferior: 99,8 vs. 128,6; p< 0,005, CFNR temporal: 58,3 vs. 68,2; p < 0,005). También se objetivó una disminución significativa en el espesor medio de la capa de células ganglionares (72,9 vs. 85,9; p < 0,005). De las diferentes exposiciones prenatales estudiadas, en los niños expuestos a drogas de abuso se encontró la mayor disminución en el grosor de CFNR (CFNR espesor medio = 72), seguidos de los expuestos a alcohol (CFNR espesor medio = 72,9) y, en tercer lugar, el grupo de expuestos a tabaco durante el embarazo (CFNR espesor medio = 94,6).
Conclusiones La exposición a tóxicos durante la gestación interfiere en el desarrollo de la retina. Estos resultados refuerzan la evidencia de las recomendaciones acerca de evitar el consumo de cualquier tipo de tóxicos durante el embarazo.
Purpose To assess structural changes in the retina using optical coherence tomography (OCT) in children prenatally exposed to toxic substances.
Methods The study included a total of 49 infants, aged between 5 and 18 years, exposed to toxic substances during pregnancy. Among the exposed children, 25 were exposed to tobacco, 20 were exposed to alcohol, and 4 children were exposed to other drugs of abuse. All children underwent a complete ophthalmology examination, including an OCT. The results were compared against a control group composed of 25 infants, age matched with controlled pregnancy, and not exposed to toxic substances.
Results Children prenatally exposed to toxic substances showed significantly thinner average retinal nerve fibre layer (RNFL) compared with control children (81.5 vs. 99.7 μm; P < .005), as well as RNFL thinning in its four quadrants (superior RNFL: 97.5 vs. 127.5 μm; P < .005; nasal RNFL: 61.5 vs. 72.3 μm; P < .005; inferior RNFL: 99.8 vs. 128.6 μm; P < .005, temporal RNFL: 58.3 vs. 68.2 μm; P < .005). Exposed children also exhibited a thinner ganglion cell layer (72.9 vs. 85.9; P < .005). Greater RNFL thinning was observed in children exposed to drugs of abuse (RNFL thinner average = 72), followed by children exposed to alcohol (RNFL thinner average = 72.9), and finally the least affected were those children exposed to tobacco during pregnancy (RNFL = 94.6).
Conclusion Toxic substances during pregnancy interfere in retinal development. These results strengthen the evidence about the avoidance of any toxic substance during pregnancy.
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