México
La instalación de Batista en el poder coincidía con el comienzo de la Guerra Fría, y la llegada a la presidencia de Estados Unidos de una Administración republicana liderada por el exgeneral y héroe de la Segunda Guerra Mundial Dwight Eisenhower. El nuevo presidente y su secretario de Estado, John Foster Dulles, habían llevado a cabo una campaña electoral marcada por la crítica hacia la debilidad de la política exterior de la Administración demócrata de Harry Truman en el contexto de la Guerra Fría. Para los republicanos, la estrategia internacional de los demócratas había sido excesivamente blanda con respecto a la Unión Soviética, y había permitido que Moscú cosechara victorias cruciales en el marco del conflicto bipolar, como la revolución comunista de Mao Zedong en China. Para la nueva Administración republicana, Estados Unidos tenía que adoptar una estrategia de contención del comunismo internacional más agresiva, que no excluía la posibilidad de usar armas nucleares tácticas o, incluso, intervenciones directas para evitar que la Unión Soviética modificara a su favor el balance estratégico del conflicto bipolar. La Revolución cubana sería su primera prueba.
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