La reciente catástrofe del puente Morandi de Génova (14/08/2018) en la que todo apunta a que el colapso fue producido por el fallo del acero de los tirantes ya que en su diseño se subestimó el ambiente agresivo en el que se encuentra el puente, producto de la cercanía del mar y la elevada contaminación de la zona, ya que en los años en que se diseñó y construyó se consideraba que en las estructuras de hormigón armado, el hormigón protegería las armaduras metálicas embebidas en él aislándolas de agresiones externas sine die, ha vuelto a poner en la agenda más actual la problemática existente en el diseño y mantenimiento de las grandes infraestructuras.
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