Este sencillo trabajo tiene un doble fin: dar a conocer que la traza de este retablo es de la familia de los Mora -importante taller de imagineros cuya producción brillo con luz propia en el último tercio del siglo XVII y el primer cuarto del siglo XVIII- y no de Juan de Rueda Alcántara, maestro mayor de las obras de la ciudad, como hasta ahora se venía diciendo. Y en segundo lugar ofrecer un estudio lo mas completo posible del mismo, haciendo, claro está, especial incidencia en su calidad intrínseca, así como en varias transformaciones y añadidos sufridos con el cambio de sitio de una iglesia a otra.
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