El siglo XVIII supone para Darro el advenimiento de nuevas condiciones con la llegada del VIII marques de Ariza don Vicente María de Palafox centurion silva y sarmiento al ceder parte de los terrenos de su mayorazgo (fundado por bernardino de Mendoza y doña Elvira carrillo de albornoz) para la construcción de la iglesia parroquial a cambio de obtener el privilegio de figurar sus armas en la portada principal y gozar del derecho de elegir sepultura en la bóveda bajo la sacristía.
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