La necesidad de atracción e imagen, propia de este tipo de instalaciones, ha sido llevada a cabo con gran habilidad en lo que podría definirse como un atractivo formalismo de características orgánicas.
En el interior de la fira Construmat 2017, se colocó el nuevo estand para la empresa Alumilux, pionera en soluciones constructivas en aluminio, metal y vidrio. Mil ochocientos perfiles de aluminio suspendidos a nueve metros del techo dibujaban un manto que se adaptaba a la normativa cartesiana a través de una geometría orgánica.
Desde el exterior generaba confusión: podría recordar al esqueleto de una ballena colgando de un museo decimonónico, o quizá al sombrero en el que el principito veía una boa digiriendo un elefante. Todo sea por captar la misma curiosidad infantil que tenía el pequeño príncipe. El manto levitaba en su perímetro a medio metro del suelo hasta alcanzar cinco metros en el centro. En el interior, los reflejos y sombras construían una cueva de proporciones catedralicias. Su intención era dar a conocer las novedades tecnológicas, pero ante todo ser un centro de debate y discusión vibrante que atrayera a los feriantes. La construcción fue pensada en seco con elementos reutilizables, incluyendo los perfiles.
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