Invernaderos tropicales del Jardín Botánico de la Universidad de Coimbra
- Autores: João Mendes Ribeiro
- Localización: On diseño, ISSN 1695-2308, Nº. 380-381, 2018
- Idioma: español
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Resumen
Valoración del Jurado: La reahabilitación del patrimonio se ha convertido en un tema central de la arquitectura portuguesa. El proyecto para El invernadero tropical de Joao Mendes Ribeiro clarifica el proyecto original y utiliza un diseño delicado para introducir nuevos elementos. El resultado es de una gran delicadeza y sutileza.
Los Invernaderos Tropicales se ubican en la ciudad de Coimbra y forman parte del Jardín Botánico de la Universidad. El Jardín Botánico fue construido en 1772 por iniciativa de Marqués de Pombal, y ocupa una parte de la antigua finca del colegio de Sao Bento, con una superficie de 13 hectáreas. A lo largo del tiempo, el Jardín fue objeto de sucesivas intervenciones destinadas a su adaptación topográfica, lo que supuso la aparición de numerosos muros de contención de tierras. Al igual que el jardín, también el diseño de los invernaderos ha sufrido numerosos cambios hasta el final de su construcción en 1859.
La intervención en el espacio del Invernadero ha supuesto la restauración y recuperación de las estructuras existentes, así como la implementación de soluciones técnicas que garanticen, por un lado, las condiciones ambientales adecuadas para el desarrollo de las plantas y, por otro, la accesibilidad y el disfrute del edificio.
El ala central constituye un espacio singular del Invernadero dada su configuración espacial, así como la existencia de una galería en el nivel superior, de fuerte pendiente escenográfica. La nueva galería posee una materialidad radicalmente distinta, caracterizada por una estructura metálica, ligera, más coherente con el lenguaje y el sistema constructivo del Invernadero, aunque referenciada en el balcón preexistente, cuya construcción en elementos de hormigón data de finales del siglo XX. El acceso a la galería superior se realiza por dos escaleras en caracol sobre el lago central. Esta pieza, que ocupa el espacio de los antiguos canteros y está destinada al crecimiento de la Victoria Regia, está revestida por chapa de acero pintada en negro, para enfatizar la superficie reflejada del plano de agua y la verticalidad del espacio.
Para reforzar la composición geométrica del edificio, se propuso la apertura de una puerta en su fachada norte. En el transcurso de la obra se confirmó la existencia previa de un vano en ese mismo lugar. En los vanos interiores se han sustituido las puertas de madera por marcos de hierro y vidrio, asegurando una continuidad visual entre todas las salas. El pavimento se regularizó con la aplicación de los lazos en piedra de Ataíja, según una estereotomía uniforme, estrechamente relacionada con la estructura del edificio. En los paramentos interiores y exteriores se reconstituyó el revestimiento con revoco a base de cal y pigmento incorporado, permitiendo mantener la permeabilidad natural de las paredes.
Es importante considerar el restablecimiento de la transparencia entre el interior y el exterior del Invernadero a través del movimiento llevado a cabo en los paramentos verticales y en la cubierta, así como la aplicación de vidrios translúcidos y pantallas de sombreado interiores. Esta solución retoma un sistema en uso a principios del siglo XX y lleva a cabo un cambio radical de la imagen del Invernadero, que pasa a asumir una configuración distinta, dependiendo de la posición de las pantallas, a lo largo de las diferentes estaciones climáticas del año.
