María Langarita Sánchez, Victor Navarro, Gonzalo del Val
sta propuesta de interiorismo en un edificio industrial madrileño consigue transformar y ordenar funcionalmente un espacio destinado al uso de oficinas, cuyos antecedentes formales y funcionales requerían un fuerte ejercicio de análisis estructural.
Este proyecto responde a las necesidades de crecimiento y representatividad de una de las distribuidoras de música más importantes a nivel nacional. El volumen de trabajo y la entrada de la compañía en el mercado americano implicaban un aumento de la plantilla —tanto trabajadores y colaboradores como directores de departamentos— en su actual espacio de trabajo compartido con otras empresas. Se demanda, pues, un proyecto que asuma el uso total del espacio, que no frene la actividad de la oficina y que responda a las expectativas con un bajo coste económico.
La oficina se encuentra en un edificio industrial con una estructura muy versátil y robusta, lo que promovió a lo largo del tiempo la acumulación de muchos tipos de compartimentaciones y acabados. En este contexto, se propone “resetear” un espacio muy fraccionado y sin identidad, restaurar la nave a su estado inicial y dotar el espacio de un carácter fresco.
La propuesta aprovecha las cualidades del local (planta de amplias dimensiones, iluminación generosa y una gran altura) para revertir su condición de espacio interior y tratarlo como un exterior. El proyecto se concibe como un conjunto urbano. Un espacio diáfano central funciona como una plaza habitada y reúne los puestos de trabajo. En torno a él se organizan los espacios compartimentados: cantina, almacenes, salas de reuniones y despachos, que se tratan como edificaciones heterogéneas y adosadas. Cada una de ellas negocia de forma diferente su condición formal y su ocupación en planta, lo que permite al mismo tiempo articular la distribución del espacio y reformular el imaginario de la oficina.
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