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Resumen de Restaurante Turqueta

Sandra Tarruella

  • La utilización de una paleta de materiales y colores de características naturales y tradicionales, como son la pintura interior a la cal, el revoco exterior, el mimbre, el barro cocido y la madera de roble, caracterizan este interesante proyecto de restaurante en Valencia.

    Este restaurante del grupo Saona está ubicado en la Gran vía del marqués del Turia en Valencia y, como todos los locales del grupo, se caracteriza por crear espacios con referencias.

    En este caso, el nuevo restaurante llamado Turqueta, en referencia a la conocida cala menorquina, está situado en un local de 480m2, de gran profundidad pero con la presencia en planta de la portería de acceso al edificio en el centro de la fachada, lo que condiciona una forma en U con dos accesos a la calle. En la parte posterior aparece un punto de luz natural gracias a un gran lucernario, con el que se genera un foco de atención espacial al final.

    El punto fuerte del proyecto ha sido el hecho de reforzar esta idea de patio al final del local. Para ello se mantuvo el lucernario existente y se demolió parte de forjado de la zona anexa con el objeto de crear un nuevo patio inglés al final de la sala. En esta zona se ha trabajado con una paleta de color más clara que en el resto del local, así como con unos materiales de características muy naturales. En la sala anexa al lucernario, se ha colocado un techo de madera con cañizo en diagonal que junto, a los ventiladores de tela, crean una imagen de porche.

    El pavimento continuo ayuda a la unificación de los espacios; el falso techo, realizado con lamas de espuma acústica colocadas en diferentes direcciones, consigue romper la linealidad del local a la vez que funciona como un perfecto absorbente del sonido.

    La decisión de ubicar en la zona más oscura del local la cocina, los servicios y las zonas internas permiten definir un volumen central que, revestido con un despiece de madera de roble, funciona como punto de unión entre los diferentes ámbitos.

    El uso de elementos decorativos particulares en cada una de las salas permite su diferenciación, dotando de dinamismo al conjunto del restaurante. Se han colocado platos de cerámica manual de dos ceramistas: Carme Balada y Eugenia Boscá, que aportan el color turqueta a las paredes. En la sala del reservado, una pared de puertas mallorquinas recuperadas en tonos azules sirve para ocultar la despensa.


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