Resumen de Factoría Cultural en Matadero Madrid
Este proyecto de transformación de una sala del conjunto cultural Matadero de Madrid, se caracteriza por su arquitectura reversible, así como por el intenso trabajo llevado a cabo desde su sostenibilidad y con el objeto de preservar el medio ambiente.
Factoría Cultural, vivero de industrias creativas y culturales, se ha llevado a cabo, merced a la adaptación y reconversión de una sala de tamaño medio en el centro cultural Matadero Madrid. Para poder llevar a cabo la obra, cuyo programa requería entre otros, 120 puestos de trabajo más espacios de reunión y presentaciones, los autores han utilizado muy pocos materiales, fáciles de instalar, intentando crear con ellos la mayor cantidad de áreas diferenciadas y adaptadas a distintas necesidades. Tres volúmenes cercanos a la entrada organizan el espacio, comprimiendo y plegando las circulaciones a su alrededor. Esto crea un gradiente desde lo compacto a lo expansivo, de lo agitado a lo tranquilo, que permite proporcionar una cierta variedad, adaptabilidad y flexibilidad a los ambientes de trabajo.
Factoría Cultural es un proyecto de arquitectura reversible que potencia, sin impacto negativo, las cualidades estéticas y técnicas de la arquitectura existente de Matadero Madrid, patrimonio de arquitectura industrial. Es un espacio que requiere mantenimiento mínimo y, si la actividad de Factoría cesara, se puede desmontar sin desperdicios. El espacio existente volvería a ser igual que antes de la intervención.
Los materiales predominantes son policarbonato y madera. El policarbonato, tiene una degradación aérea, sin intervención de calor extremo muy lenta. A la intemperie tiene un plazo de uso de unos 20 años. Comparándolo con otros plásticos o espumas de uso cotidiano, es despreciable. En el interior, sin exposición al agua o los rayos ultravioleta, como es el uso dado en Factoría Cultural, esta degradación es aún menor.
La madera utilizada es pino nacional (el más económico del mercado) y de bosque sostenible y corresponde a una captura de 8,80 toneladas de C02. Adicionalmente, gracias a un estudio específico llevado a cabo, se ha podido demostrar que se mantenía la seguridad requerida ante incendios, sin tratar la madera con agentes retardadores del fuego. Hay muchos estudios sobre el peligro para la salud de los agentes retardadores de fuego que muestran que son muy nocivos para la salud.
Para las mesas se ha utilizado también pino sin tratar y las lámparas de techo aprovechan las columnas existentes para la sujeción y están hechas con restos de madera de la estructura y tiras de LED sobre chapa de aluminio.
Las sillas, de diversos tamaños y formas, responden de manera simbólica, a la diversidad de sus usuarios, co-workers de ámbitos distintos de las industrias culturales, y que permanecen en la Factoría más o menos tiempo, desde unas horas hasta varios años. Parte de las sillas han sido encargadas a un pequeño taller madrileño, Taller Turpentine, que recicla y restaura mobiliario desechado.
