Las pruebas que tenemos en torno a la brujería, el aquelarre y el pacto demoniaco parecen indicarnos que nos encontramos ante un delito inventado en gran parte por una elite. Un delito que nace de los libros de los inquisidores y los tratados de magia que dieron cobertura legal a la caza de brujas que se desarrolló en occidente principalmente entre finales del xv y finales del xvii. Los hechos acaecidos en Salem en 1692 no pueden entenderse sin los tratados demonológicos que le precedieron y los escritos que se generaron posteriormente. Entendemos que cualquier escrito está obligado a crear un argumento, por lo que valoraremos la utilidad histórica de los escritos más relevantes del proceso: desde las actas judiciales hasta el guion cinematográfico de la película El crisol, basada en la obra teatral homónima de Arthur Miller.
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