Se conservan apenas siete villancicos de Santa Teresa, protagonizados por pastores y de marcado carácter dialógico y, en cierto modo, parateatral. A su muerte, y con motivo de las fiestas de su beatificación en 1614 se escribieron multitud de poemas que celebraban su vida y virtudes, entre ellos diez villancicos de alabanza a su persona y a sus obras. Durante el siglo xvii se siguen componiendo poemas, obras de teatro y otros tipos de textos. Muestra de ello es un raro pliego de 1661 que contiene dos villancicos peculiares que aúnan la alabanza a la santa de Ávila y a miembros de la familia real, entre ellos el recién nacido Carlos II, cuya vida se encomienda a Teresa en un intento desesperado por mantener la dinastía. Con este recorrido queremos mostrar la condición proteica de un género capaz de albergar diferentes temas y enfoques.
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