La figura del sacamuelas, presente en todas las plazas de pueblos y ciudades hasta bien entrado el S. XX, ha sido vinculada a la historia de la profesión odontológica. Sin embargo, su relación va más allá y entronca con la figura del vendedor ambulante, la del embaucador y charlatán que consigue vender productos y remedios para la salud que no sirven para nada utilizando el engaño y la mentira. Todo ello gracias a sus habilidades oratorias, a la puesta en escena impactante que logra con sus atuendos llamativos, a la música que le acompaña y, finalmente, a los recursos que utiliza para ganar la confianza del auditorio. Vendedor de quimeras como remedios para la salud, productos para la belleza o tónicos para la impotencia, constituye un precedente fundamental de la publicidad moderna, de la comunicación política actual y del marketing de ventas.
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