Vicente Fernández de Bobadilla
Una constante que se repite esporádicamente en la historia de la ciencia es la que sitúa a la casualidad como elemento clave en la consecución de algunos descubrimientos. El hallazgo de la penicilina por Alexander Fleming sería el caso más conocido, pero el de la radiactividad por Henri Becquerel no le iría a la zaga. Estos casos parecerían señalar a algunos de los científicos más ilustres como individuos afortunados que un buen día se encontraron sobre su mesa de trabajo con la llave hacia la gloria y el premio Nobel. Una línea de pensamiento según la cual cualquiera de sus colegas podría haber llegado a los mismos resultados de haber sido agraciado con idéntico golpe de suerte.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados