El trumpismo consiste en un encanallamiento del clima político y en la reducción de los temas de discusión. Nada de esto es realmente nuevo.
Con discreta hilaridad acogió la Asamblea General de Naciones Unidas la declaración de Donald Trump sobre el éxito que ha conseguido su gobierno, sin precedentes en toda la historia de Estados Unidos. Se reían de un discurso de campaña electoral tan poco apropiado para ese augusto foro.
Menor risa nos da aquí ver que, en efecto, Trump está consiguiendo casi todo lo que prometió: ha trasladado la embajada de EEUU a Jerusalén y ha cortado drásticamente la ayuda a los palestinos; ha castigado a Siria por el empleo de armas químicas, ha terminado prácticamente con el pretendido califato del Estado Islámico (EI); pretende haber forzado a los miembros de la OTAN a elevar su gasto militar.
En el ámbito interno, ha elevado al Tribunal Supremo a dos jueces entre los más conservadores de la judicatura y ha nombrado a más de 30 jueces federales de la misma índole; ha trastocado el código fiscal con una masiva reducción de los impuestos, principalmente de las corporaciones, y ha eliminado multitud de reglamentos que han reportado a la industria casi un billón de dólares de ganancias. La economía continúa mejorando, según Trump, gracias a esa reducción fiscal y reglamentaria, en contraste con lo que pasa en el resto del mundo, y el paro ha disminuido a menos del 4%, incluido el de la minoría africana.
Ha retirado a EEUU del Tratado Transpacífico y del mismo esfuerzo con la Unión Europea; ha logrado hundir el Tratado Comercial de América del Norte (Nafta, en inglés) y sustituirlo con un nuevo tratado que favorece ligeramente a EEUU. Ha anunciado el abandono del Acuerdo de París, mofándose de su fundamento científico, y la Agencia de Protección del Medio Ambiente ha sido purgada de todo cuanto ha realizado en el pasado para reducir el calentamiento de la atmósfera o la pureza del aire y del agua. Ahora que el calentamiento de la atmósfera ha resultado en una mala cosecha de cebada, el consiguiente aumento del precio de la cerveza quizá sea lo único que convencerá a sus partidarios de la realidad del cambio climático.
En el exterior, para conseguir el trato que considera EEUU debiera tener, ha iniciado una guerra aduanera con China, Corea del Sur, Japón, Canadá y la UE y ha saboteado a la Organización Mundial del Comercio. Respondiendo a su desprecio por la ONU, ha retirado a EEUU del Consejo de Derechos Humanos y de la Unesco, y su consejero de Seguridad Nacional, John Bolton, ha amenazado a la Corte Penal Internacional con medidas punitivas.
Si Trump no ha conseguido destruir el seguro médico universal de la Ley de Tratamiento Asequible (Obamacare) o que el Congreso le otorgue los fondos para la construcción del “grande y hermoso muro” con México, no ha sido por no haberlo intentado; incluso ahora amenaza, si no lo consigue, con forzar el cierre de la administración a finales de diciembre cuando terminará la última prórroga de los presupuestos…
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