De la triada revolucionaria francesa, la libertad y la igualdad han recibido mucha más atención teórica que la fraternidad. El autor arguye que la fraternidad es una obligación moral prepolítica y los otros dos principios, en cambio, son institucionales y políticos. Se argumenta que la fraternidad es un principio que ahonda en la igualdad y la libertad y, por lo tanto, activa la idea de una ciudadanía insurgente que promueve cambios institucionales para universalizar los derechos. La fraternidad sería un dispositivo permanentemente institucionalizable, pero nunca institucionalizado; esto es, una fuerza moral que conduce a la emancipación de los colectivos subalternos.
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