Dios creó el mundo en seis días y al séptimo descansó. Esta idea fue aceptada de común acuerdo en la organización del trabajo; así la semana laboral se estructuró en seis días de trabajo y uno de descanso. La prensa se unió a esta idea y comenzó saliendo todos los días excepto los lunes, conservando el domingo como día de descanso. Para suplir esta carencia informativa, las Asociaciones de la Prensa asumieron la responsabilidad de editar una publicación que cubriera el espacio desierto de los lunes. Así nacieron las Hojas del Lunes. Cada Asociación de la Prensa de las diferentes provincias españolas se hizo cargo dela publicación que, con una periodicidad semanal, cubría informativamente el hueco dejado por la prensa diaria.
La aparición del Diario 16 en lunes de 1980 rompió con toda una tradición de la prensa española. Fue el toque de diana para que a partir de entonces comenzara una nueva distribución del trabajo en los diarios. El domingo dejó de ser el día sagrado de descanso. Las redacciones de los periódicos comenzaron a estar ocupadas durante 24 horas al día, siete días a la semana. Las Hojas del Lunes comenzaron a quedar vacías de contenido. Los lunes eran un día más en la prensa diaria.
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