Jan-Michael Ross, Jan Hendrik Fisch
Predecir las necesidades de los clientes siempre ha resultado complicado. En un estudio de 2005, por ejemplo, el 80 % de los ejecutivos empresariales afirmaba que entregaba productos superiores a sus clientes. Sin embargo, tan solo un 8 % de estos clientes se mostraba de acuerdo con tal afirmación. Aún es más difícil complacerlos en un contexto tan incierto como el actual, en el que los cambios políticos, los patrones de inmigración y las políticas comerciales están sacudiendo los cimientos del comercio internacional. Los consumidores están más informados, gracias a Internet, pero también son más volátiles debido a las redes sociales. Esto, unido a la rapidez y a la frecuencia de los cambios tecnológicos, hace que predecir las necesidades futuras de nuestros clientes pueda parecer, hoy más que nunca, un juego de “tontos”. Sin embargo, en tiempos de inestabilidad, la incertidumbre también puede convertirse en una ventaja competitiva
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