Su nombre judío fue Saúl de Tarso, su nombre cristiano, Pablo. Mientras para muchos fue el auténtico fundador del Cristianismo, para otros fue el traidor de Israel. Pero, ¿qué hay de verdad en todo esto? Mario Javier Saban sostiene una tesis revolucionaria, basada en los textos bíblicos, según la cual el apóstol nunca habría dejado de ser judío
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