Pese al horror causado por la tortura y asesinato del periodista disidente saudí, la mayoría de las democracias occidentales seguirán considerando a Arabia Saudí como un aliado objetivo –y rico-, pese al anuncio de medidas y sanciones. Estados Unidos seguirá vendiéndoles armas para su uso en Yemen, al igual que ha decidido hacer lo propio el Gobierno español, amparándose en una “visión de Estado”, ante el temor de perder el contrato para la construcción de cinco corbetas en Navantia.
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