Probablemente pronto ya no habrá descampados en las grandes ciudades, y tampoco muchos más lugares abandonados, refugio para niños, errantes sin techo o artistas en busca de un local incluso expuesto a la intemperie: el “urbanismo efímero” se encarga de transformarlos en lugares dedicados a la cultura y a la economía social y solidaria. No obstante, se trata de una tarea más ambigua de lo que parece.
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