Qatar, más de un año después de que el Consejo de Cooperación del Golfo lo aislara, no ha realizado ninguna concesión con respecto a las exigencias de sus vecinos y lleva a cabo su batalla por la influencia en el ámbito internacional. En Doha, los oficiales claman que el bloqueo refuerza la cohesión de la población y fomenta la diversificación económica del país. Sin embargo, los desequilibrios estructurales persisten.
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