Muchas decisiones médicas parecen arbitrarias, altamente variables y sin explicación obvia y traen como consecuencia un marco de trabajo con un gran grado de incertidumbre. La arbitrariedad (arte de la medicina, ojo clínico) tiende a deteriorar la calidad de la atención médica, producir un efecto lesivo sobre el crédito profesional y, en definitiva, a cuestionar la eficiencia del sistema. La medicina basada en la evidencia, utilización óptima de información científica contrastada y fiable procedente de la mejor investigación médica, es la clave para aumentar la eficacia de la práctica clínica y de la atención sanitaria en general, reduce la incertidumbre, aumenta la estima profesional y el aval ético del médico.
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