En los inicios de su obra Marcel Duchamp, artista francés, experimentó con los sonidos. Realizó tres piezas casi sin tener instrucción musical, las que llamó Sculture Musicale.
Estas esculturas estaban compuestas por dos obras y una pieza conceptual con una nota en la que sugería que se trataba de un happening musical. John Cage retomó estas obras y las explicó como “diferentes sonidos, viniendo de diferentes lugares y perdurando. Produciendo una escultura que es sonora y permanece” (Cage, 1991).
El 1º de mayo de 2016 la banda de rock de Radiohead borró su presencia de la web. El dominio www.radiohead.com estaba en blanco, su cuenta de Twitter no tenía un sólo tweet y el Facebook oficial tampoco contenía ningún tipo de información: literalmente habían desaparecido. La noticia se supo al instante y el apagón virtual duró tres días, luego de ese tiempo crearon una cuenta de Instagram donde subieron algunas escenas del tema Burn the witch, cinco días más tarde se lanzó A moon shaped pool, el noveno álbum de la banda.
La música y el arte tienen una relación antigua, esta simbiosis entre un artista visual y un músico performer es sólo una de las tantas maneras de experimentar con el sonido y las audiencias. De Duchamp a Thom Yorke hay más de 100 años de historia.
Esta investigación no tratará de hacer una historia de la música electrónica ni de cómo fue evolucionando la tecnología en el campo musical, lo que sí se intentará retratar es un momento específico en el campo musical. Hay un grupo de músicos de distintos géneros, países y popularidad que están experimentando con diferentes maneras de interpretar y transmitir su experiencia.
Trataremos de identificar diferentes plataformas que son usadas para mostrar de una manera diferente las propuestas artísticas y cómo estas se relacionan con sus consumidores.
Se trata de sacar una fotografía de una inquietud artística que está dando vueltas hace varias décadas.
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