Fernando Sabatel Pérez, J. Sánchez-Prieto Castillo, Luis Rodríguez Padial
El colesterol es un factor de riesgo modificable fundamental en el desarrollo de la enfermedad ateroesclerótica. Numerosos estudios han demostrado que las estatinas son capaces de reducir el colesterol plasmático y disminuir la aparición de complicaciones ateroescleróticas en prevención tanto primaria como secundaria. De hecho, las guías de práctica clínica recomiendan el uso de estatinas como fármacos esenciales en el control de la hipercolesterolemia, y se recomiendan cifras de colesterol unido a lipoproteínas de baja densidad más estrictas para los pacientes con alto riesgo cardiovascular y en prevención secundaria. A pesar de ello, son numerosos los pacientes que no están adecuadamente controlados, lo que se debe a diversos factores dependientes de los fármacos, del médico y de los pacientes. Por ello, existe un importante margen para mejorar el grado de control de los pacientes con hipercolesterolemia.
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