Presentamos el caso de una paciente de 70 años con antecedentes de hipertensión arterial (HTA), hipertrofia ventricular izquierda (HVI) electrocardiográfica y neuralgia del trigémino, con presiones arteriales (PA) controladas. En el último año tuvo varios cambios en su tratamiento hipotensor por elevaciones paulatinas de la PA. Acude a la consulta por astenia, intolerancia al esfuerzo, decaimiento, parestesias y calambres musculares de varios meses de evolución que iban progresivamente en aumento. Tras un estudio detallado se llega a la conclusión de que se trata de síntomas atribuibles a efectos secundarios de los bloqueadores beta, unido a una hiponatremia secundaria al consumo tanto de diuréticos como de carbamazepina. Igualmente se aprecia que el "supuesto buen control tensional", no era correcto y que tras una simple automedición de PA en domicilio (AMPA) con aparato automático validado se constató de forma mantenida una variabilidad tensional con aumentos constantes de PA por la mañana. Tras los cambios correspondientes de tratamiento y un seguimiento posterior se apreció la desaparición de los síntomas y normalización de sus alteraciones iónicas.
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