La idea de soberanía nacional por la que tanto ardor luchó Muñoz Torrero en las Cortes de Cádiz, quedó establecida de forma solemne en el artículo tercero de Constitución de 1812. Sin embargo este principio político no fue siempre universalmente aceptado y, durante el siglo XIX, se asistió en España a la creación de sistemas de representación, en los cuales la voluntad popular quedaba desvirtuada por medio de un amplio montaje organizativo para adulterar desde el poder el resultado de las consultas electorales; tal como ocurrió en el régimen de la Restauración.
Este engranaje institucional dio lugar al monopolio del poder por una minoría privilegiada y a multitud de ilegalidades e irregularidades que fueron denunciadas por personajes como Joaquín Costa a través de ensayos como “Oligarquía y Caciquismo”, del mismo modo que lo hicieron los numerosos colaboradores del periódico republicano “La Región Extremeña” en los pueblos serenenses del partido judicial de Castuera desde 1892 a 1901. El análisis de estas críticas es el fundamento de esta comunicación.
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