En la estamentalizada sociedad del Antiguo Régimen, cualquier incidente protocolario desencadenaba un conflicto institucional que se sustanciaba mediante pleito. A finales de 1802, llegó a Villanueva de la Serena una compañía de cómicos. Conforme a la costumbre, se instaló en el patio de la Casa de la Tercia, donde tenían lugar las representaciones, un banco para el Ayuntamiento. Cuando los regidores intentaron ocuparlo, el banco ya lo estaba por la mujer del alcalde mayor, verdadera alcaldesa. Pero la buena señora, no contenta con sentar ella y su hija sus reales en él, también invitaba a sus amigas, en especial a doña Andrea Torella, hija de un rico comerciante villanovense, mujer igualmente de armas tomar que amenazó a los regidores con mandar quitar el banco de la disputa y tirarlo a la escombrera, si así le placiera.
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