Es prioritario para el médico de urgencias que al enfrentarse a un infarto de pared inferior, sospeche la extensión de este al ventrículo derecho (VD), que se presenta en algunos casos del 10 al 50% de las series, además porque su manejo difiere del establecido para el infarto de ventrículo izquierdo (IVI), y porque sus posibles complicaciones, aunque poco frecuentes (10 al 15%), pueden poner en riesgo la vida del paciente. Casi siempre ocurren como consecuencia de la obstrucción proximal de la arteria coronaria derecha que condice a disfunción sistólica y diastólica del VD. El volumen latido disminuye y el volumen diastólico y la pasión de llamado del VD aumenta, con lo que se ocasiona hipotensión y congestión periférica. Se disminuye el flujo sanguíneo pulmonar y el retorno venoso hacia el ventrículo izquierdo que puede llevar a estado de choque cardiogénico. Además de presentar complicaciones con el bloqueo auriculo-ventricular. Pacientes con infarto de ventrículo derecho asociados a infartos inferiores tiene mayor frecuencia significativa de hipotensión, bradicardia con requerimiento de marcapasos y mayor mortalidad hospitalaria que los infartos asociados de cara inferior.
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