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Resumen de La demanda de drogas: México en la perspectiva internacional

María Elena Medina-Mora Icaza, Estela Rojas Guiot

  • español

    En la actualidad, se ha reconocido ampliamente que el abuso de drogas constituye un problema global y que, por lo tanto, son necesarias soluciones también globales que requieren una cooperación internacional, ya que las fronteras entre los países productores, distribuidores y consumidores han desaparecido. La mayor parte de las actividades relacionadas con el narcotráfico depende del mercado de las drogas, que a su vez también se rige por los ciclos de consumo, las oportunidades para el cultivo, la producción y el contrabando de éstas, y por las actitudes públicas relativas al abuso. Este artículo presenta un panorama de las tendencias internacionales del abuso de drogas y dentro de este contexto aborda con más detalle dicho problema, en México. A veces es difícil obtener información segura y por lo tanto no se dispone de una evaluación de las actividades ilícitas.

    Los cálculos obtenidos mediante encuestas y otros tipos de estudios, realizados en distintos países, podrían diferir más bien debido a las metodologías que a las variaciones en los índices del consumo de drogas. A pesar de estas limitaciones, destacan algunas tendencias mundiales obtenidas mediante el análisis de los datos que documentan los países miembros de las Naciones Unidas, los informes anuales del International Narcotics Control Borrad y los estudios epidemiológicos llevados a cabo en México a partir de 1970. Las Naciones Unidas han calculado que alrededor del mundo, 185 millones de personas consumen drogas, principalmente la Cannabis (mariguana y hashish) (96%). A ésta le siguen los opiáceos (heroína, morfina y opio) (87%), cocaína y sus derivados (81%), los inhalables (cuyo consumo está disminuyendo) y los estimulantes del tipo de las anfetaminas, entre los cuales la forma de metanfetamina, llamada ¿éxtasis¿, es consumida por 0.1% de la población global. Estas tendencias mundiales también se observan en México, aunque desde luego, existen variaciones geográficas con respecto a la demanda de tratamiento para el abuso de drogas, que van ligadas a la disponibilidad de las substancias y a factores socio-culturales. La mayor demanda de tratamiento por el consumo de cocaína se ubica en el continente americano, mientras que en Europa, Asia y Australia se debe al uso de heroína; en Africa responde al consumo de la Cannabis y en Japón a los estimulantes del tipo de las anfetaminas.

    La producción ilícita de opio en Afganistán se trata con cierto detalle dentro del contexto de los factores económicos, políticos y geoestratégicos que condujeron a ese país a producir 79% del opio ilícito mundial. A pesar de que en el año 2000 se redujo la producción, ésta aún representaba 70%. La erradicación de la producción en los países vecinos contribuyó también a que Afganistán se convirtiera en una fuente alterna de producción mundial de opio. Los hechos del 11 de septiembre del 2001 en Nueva York, han propiciado la colocación de cantidades considerables de opio ilícito en el mercado, y por lo tanto hay una mayor disponibilidad de este tipo de drogas, factores que influyen tanto en el consumo como en la demanda de tratamiento a nivel mundial. Colombia y México producen opio y heroína para mercados locales especialmente para el de Norteamérica. En México se observa un incremento en el consumo de cocaína y heroína principalmente en algunas áreas de la zona fronteriza con los Estados Unidos de Norteamérica aunado también a un aumento de la demanda de tratamiento. El uso de la heroína conduce a problemas serios de abuso y riesgo de dependencia, y su uso y el de otras substancias administradas por vía intravenosa, son responsables de la transmisión de enfermedades infecciosas tales como el VIH y el SIDA, la hepatitis y la tuberculosis. Noventa y ocho por ciento de la producción mundial de cocaína se produce principalmente en Colombia, Perú y Bolivia y se distribuye a través del Caribe y de México. Su uso está disminuyendo en Bolivia y aumentando en algunos países europeos y en México. La Cannabis se produce mundialmente y en casi todas las latitudes, aunque la mayor parte se localiza al norte de Africa. Actualmente es la droga más consumida tanto a nivel mundial como en México, y se observa un incremento de aproximadamente 60% entre 1988 y 1998.

    En México los inhalables todavía son utilizados por niños que trabajan en la calle, pero existe una disminución en las cifras de este consumo en otros sectores de la población donde ha sido desplazado por la cocaína. Las drogas sintéticas, principalmente los alucinógenos tales como el LSD, se empezaron a consumir en la década de 1950 y, en la de 1990 el uso de estimulantes del tipo de las anfetaminas resurgió entre los jóvenes ligado a sus estilos de vida e identidad de grupo. A mediados de la década de 1990 se reconoció que el consumo de estas sustancias constituía un problema mundial que afectaba aproximadamente a seis de cada 1000 personas de 15 años de edad en adelante, de los cuales 0.1% usaba el ¿éxtasis¿. En México éste es consumido por 0.1% de la población entre los 12 y los 65 años de edad. En este contexto, los países miembros de las Naciones Unidas firmaron una Declaración de Principios sobre la Reducción y Demanda de Drogas en la que se establece la necesidad de desarrollar políticas globales basadas en la evaluación del problema de las drogas en cada país con el fin de llegar a acuerdos también globales que conduzcan a un abordaje balanceado de la reducción de la oferta y la demanda, tomando en cuenta a las poblaciones vulnerables o con necesidades específicas, propagando información e instrumentando programas de entrenamiento y coordinación entre los países para asegurar el derecho de todas las personas a un estado de bienestar.

  • English

    At present it has been widely acknowledged that drug abuse constitutes a global problem and consequently, the need for global solutions and international cooperation has also been recognized. There are no longer well defined producer, transit and consumer countries, as most activities depend on the demand and offer of drug markets worldwide, regulated by cycles of drug consumption patterns, opportunities for illicit crops, production and smuggling of drugs and also of public attitudes regarding drug consumption. The aim of this work is to provide a picture of international trends of drug abuse and in this context, to give a more detailed account of the problem in Mexico. Accurate information and the evaluation of illicit activities are at times unavailable, and the estimates obtained from surveys and other studies carried-out in different countries might differ due to criteria regarding methodologies rather than to variations in rates of use. In spite of these limitations, some global trends have emerged from our analysis of data, mostly drawn from reports of member countries of the United Nations, and from annual reports of the International Narcotics Control Board, as well from epidemiological surveys carried-out in Mexico which have been conducted in various populations since 1970. The United Nations has estimated that worldwide 185 million people use drugs; among these 147.4 million people consume Cannabis (marihuana and hashish), 33.4 million people consume amphetamine type stimulants followed by cocaine (13.4 million people) and 12.9 million people use opiates (heroin, morphine and opium). Cannabis is consumed in 96% of the countries that report to the UN, followed by opiates (87%) and derivates of the coca leave (81%). There is a declining trend in the use of inhalants. Approximately 0.1% of the global population consumes a methamphetamine type known as “ecstasy” (7 million people). These global trends of consumption are also observed in Mexico, although the numbers obtained from the national population surveys are comparatively lower than those. It has been calculated that 0.7% from the urban adult population, fill the dependency criteria. Consequently, there are also geographical variations in the treatment demand due to drug abuse. These variations are related to the availability of substances and socio-cultural factors. The highest demand for treatment due to the use of cocaine is found in the Americas, while in Europe, Asia, and Australia it is due to heroin. In Africa it is due to Cannabis and in Japan to amphetamine type stimulants. The production of illicit opium in Afghanistan is discussed at length in terms of the economical, political and geo-strategic factors that led to the fact that in 1999 it produced 79% of global illicit opium, and although this proportion was reduced in 2000, it is still 70%. Furthermore, the erradication of production in neighboring countries also contributed to make Afghanistan an alternative source of global supply. Additionally, the events of September 2001 in New York have led to the placement of large illicit amounts of opium in the market, and consequently there is a considerable availability of these types of drugs which influences the consumption and demand for treatment. Colombia and Mexico produce opium and heroin mainly for local markets, especially those of North America, and in Mexico an increasing consumption of cocaine and heroin has been observed, mostly in some areas of the border with the United States, as well as an increase of the treatment demand from 12% in 1990, to 46% in 1999 (CIJ 2) due to the use of these substances. The abuse of heroin represents a special problem due to its abuse and dependence liability, as the use of these and other substances used intravenously is the main cause of transmission of infectious diseases, mainly the HIV, and AIDS, hepatitis and tuberculosis. In Mexico, street sold heroin has increased as a result of the border controls, after September 11. Cocaine, which is extracted from the coca leaf that is produced mostly in Colombia, Peru and Bolivia (98% of the world global production) is distributed through the Caribbean region and Mexico. In the decade of 1990 in our country, cocaine consume increased in 400% between adolescents and 300% in adult population, aged 18 to 65 years. The trends of world consumption are stable in the United States, Canada, Colombia and Peru. Its use is decreasing in Bolivia and increasing in some European countries and Mexico. Cannabis is produced worldwide and in almost all latitudes, although the main production of this drug is located in Northern Africa. The higher cannabis users are located in Asia, representing the third part of the world drug users, the fourth part is in America and a fifth part in Africa. At present, marihuana is the drug most frequently used by the Mexican population, showing an increase above 60% between 1988 and 1998. Inhalants are considerably available due to their industrial and household use, but most countries reported decreases in the abuse of inhalants. In Mexico it is still used by children and adolescents who work in the streets, but it shows a decrease in other areas of the population where it has been replaced by cocaine. Synthetic drugs, mainly hallucinogens such as LSD were first used in the 50s of last century, and in the 90s the use of amphetamine type stimulants (ATS) is linked to life style and group identity of youth. Its use gradually spread throughout the world until the mid 90s, when it had to be considered as a global problem, as it has been estimated that it affects worldwide six out of 1000 persons of 15 years of age and above. Approximately 0.1% of the global population within this age range, use methamphetamine form known as “ecstasy” and in Mexico it is considered to affect less than 0.1% of the population from 12 to 65 years of age. In this context, the member States of the United Nations signed a Declaration of Principle on Demand Reduction of Drugs, in which the Guiding Principles of Drug Demand Reduction states the need to develop global policies based on the assessment of the drug problem in each country in order to achieve global agreements that should lead to a balanced approach to the reduction and demand and offer of drugs. This policies must focuse on vulnerable population or in population that need special care, by disseminating information and developing training and coordination programs, in order to ensure the right of all persons to a social welfare state.


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