En 2016, un camión sin conductor realizó por primera vez una entrega comercial en Estados Unidos. Desde entonces se han multiplicado los ensayos, abriendo la puerta a un mundo en el que las mercancías se moverían sin intervención humana. Frente a esta revolución tecnológica que amenaza la propia existencia de su oficio, los camioneros estadounidenses oscilan entre pánico, negación e incredulidad.
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