El saldo del 2006 no ha sido aún asimilado por los medios. Y hay cuando menos tres puntos fundamentales: la participación directa de la sociedad en el proceso de la comunicación, la necesidad de regresar a las críticas sin militancias partidistas y la definición política de comentaristas a favor de algún candidato. El escenario no es nuevo. Se trata de los perfiles de una severa pero estimulante crisis del periodismo político. Hasta ahora, el periodismo político había evolucionado en funcióm de los desafíos de la coyuntura y en relación con su propia sobrevivencia como medios críticos. La transición democrática sin plan de vuelo que ha padecido a jaloneos el sistema político mexicano ha encontrado a medios que se han tratado de acomodar a las expectativas, pero sin revisar sus vicios del pasado y la suma de los del presente.
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