En este artículo se presenta una visión panorámica sobre tres asuntos de la prensa popular que están íntimamente encadenados. En primer lugar, se esbozan las características de la prensa obrera y popular durante el período 1910-1930, para lo cual se efectúa una periodización en tres grandes momentos: 1910-1919, emergencia de la prensa obrero-artesanal; 1919-1925, aparición de la prensa socialista; y 1926-1930, auge de la prensa socialista-revolucionaria. En forma breve se describe cada uno de esos momentos, para recalcar sus rasgos más significativos. En segundo lugar, se considera la importancia que ciertos sectores de artesanos y trabajadores manuales le atribuyeron a la imprenta como vehículo de transmisión de las luces y la razón, aspectos que debían sentar las bases para la emancipación intelectual de los trabajadores. Y en tercer lugar, se analiza en forma somera la actividad de Jacinto Albarracín, Pablo Emilio Mancera, Raúl Eduardo Mahecha e Ignacio Torres Giraldo, periodistas obreros y artesanos, como ejemplos de la trascendencia que diversos sectores populares le concedieron tanto a la prensa como a la imprenta en las primeras décadas del siglo XX. Por las particularidades que le atribuyeron al oficio del periodismo —sin ser “periodistas profesionales” en el sentido en que hoy se entendería el término—, oficio que concebían como un instrumento de lucha política en tiempos de la Hegemonía Conservadora, se convirtieron en insumisos de la pluma, la palabra y la política. En síntesis, eran personajes que combinaban el intelecto socialista con sus dedos proletarios, puesto que ellos desplegaban una labor que era al mismo tiempo manual e intelectual, ligada a la idea que tenían de la imprenta como un artefacto liberador de las potencialidades físicas y espirituales de los seres humanos.
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