Debido a la creciente demanda de restauraciones posteriores estéticas, se han desarrollado numerosa técnicas. La restauración directa de resina ha sido probablemente la más empleada en situaciones de clase II. Entre los problemas que presentan las restauraciones de resina directas de clase II están la dificultad en conseguir un buen puesto de contacto proximal, el desgaste oclusal y la contracción durante la polimerización. Las restauraciones cristal de beta-cuarzo-cerámica han sido desarrolladas en un intento de reducir la incidencia de estos problemas potenciales, pueden ser colocadas fácilmente y en una sola visita por un clínico acostumbrado a colocar restauraciones de composite de clase II, y son relativamente poco costosas.
(Quintessence Int 1993; 24: 793-798)
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