Feminist approaches to prostitution tend to be highly polarised in their theoretical premises and policy implications. Radical feminist perspectives represent prostitution as the cornerstone of women’s sexual exploitation, implying a strong call to eradicate sexual commerce in any form. On the opposite side are liberal perspectives emphasising women’s choice, autonomy, and control over their own body, advocating for the decriminalisation of sex work, and rejecting paternalist claims for State protection. The notion of “women’s consent” is crucial in both perspectives, being rejected as impossible or inexistent by those who reduce all sexual commerce to forced prostitution, and emphasized as a key discriminant by those distinguishing voluntary sex work from trafficking and forced prostitution, and sexual agents from sexual victims. In my contribution, I argue that the polarized nature of dominant feminist approaches to prostitution – especially concerned with defending theoretical stances on prostitution – may decrease the impact of feminist-inspired policies and fail to address the needs and risks faced by those working in the sex market. Arguing that there is continuity rather than dichotomy between force and consent, I suggest more nuanced and problematic notions of victimisation and agency. Relying on ideas of human vulnerability, such as those developed by philosophers Judith Butler, Adriana Cavarero, and Martha Fineman, I present a feminist political approach to prostitution that, while rejecting any appeal to criminal laws against non-coerced adult sex work, criticises laissez-faire approaches, and advocates for social policies catering for sex workers’ material and symbolic needs.
Las aproximaciones feministas a la prostitución tienden a ser altamente polarizadas con premisas teóricas e implicaciones políticas. Las perspectivas feministas radicales presentan a la prostitución como el paradigma de la explotación sexual de la mujer, donde se defiende la necesidad de erradicar cualquier forma de comercio sexual. En el otro lado, las perspectivas liberales enfatizan el derecho a elegir de las mujeres, su autonomía y el control de su propio cuerpo, abogando por la descriminalización del trabajo sexual y defendiendo demandas paternalistas de protección pública. La noción del consentimiento femenino es crucial en ambas perspectivas, siendo interpretado como imposible o inexistente, por quienes reducen el comercio sexual a la prostitución forzosa, y enfatizado, por quienes distinguen entre el trabajo sexual voluntario y la prostitución forzosa, así como entre los agentes sexuales y las víctimas sexuales. En este artículo, se defiende que las aproximaciones a la prostitución de naturaleza más polarizada de las feministas dominantes deberían reducir el impacto de las políticas de inspiración feminista, redirigiéndolas hacia las necesidades y riesgos de las trabajadoras del mercado sexual. Defendiendo que hay más continuidad que dicotomía entre la fuerza y el consentimiento, se sugieren nociones matizadas de victimización y agencia. En relación con las ideas de la vulnerabilidad humana, tal como ha sido desarrollada por filósofas como Judith Butler, Adriana Cavarero, y Martha Fineman, se presenta una aproximación feminista a la prostitución, a la vez que se rechaza cualquier apelación a la ley penal contra el trabajo sexual adulto no coercitivo y se aboga por las políticas sociales que atienden a las necesidades materiales y simbólicas de las trabajadoras sexuales.
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