La crisis ecológica actual cuestiona las formas humanas de relacionarse con el mundo. Como lo expresa evocativamente Val Plumwood (2007: 1), la única esperanza de la humanidad ante el creciente daño ecológico radica en elaborar “nuevas formas de vivir con la Tierra”. Líderes indígenas de todo este mundo están haciendo llamamientos similares para reelaborar nuestras formas de ser y formar parte de un mundo del pluriverso. El desafío es cómo responder a estos llamados. En este artículo, destaco el papel crítico de los comunes y las prácticas de comunalidad en el fomento de las subjetividades poscapitalistas. A partir de mi trabajo con las iniciativas comunitarias de conservación de bosques en Odisha, India, y los recursos de la teoría del afecto y la ontología relacional, defiendo que los comunes no son solo recursos compartidos, sino también sitios (y resultados) de encuentros afectivos socionaturales que pueden fomentar la subjetividad de estar en comunión con el resto del mundo.
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