El autor de este artículo realiza una revisión crítica de las disputas actuales en torno a la puesta en acto de la contratransferencia (enactment)[1], al mismo tiempo que subraya los distintos aspectos y perspectivas adoptadas por importantes autores psicoanalíticos. Mientras es ampliamente aceptada la existencia de una puesta en acto mínima, definida como la actualización inadvertida de las fantasías transferenciales del paciente, abundan las controversias respecto al alcance específico, naturaleza, prevalencia, relación con la experiencia contratransferencial, impacto en el proceso analítico, rol de la subjetividad del analista y el manejo correcto de la puesta en acto. Más que adoptar una postura ideológica particular, el autor discute que las distintas posturas frente al tema son mejor evaluadas en referencia al contexto de un proceso específico, es decir, la manifestación e impacto de la puesta en acto en el funcionamiento intrapsíquico del paciente y de la relación analítica. Para ello, nos presenta un caso clínico propio que muestra el contexto en el que el autor se posiciona en este debate.
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