Este artículo pretende mostrar la importancia que tiene la nobleza, como estamento social, dentro de los esquemas del mundo de la guerra a comienzos de la Edad Moderna. En el caso de la España de Felipe II se puede ver con claridad las abundantes implicaciones de los nobles con todo lo que rodea a la violencia auspiciada por Estado ¿la guerra¿, y también incluso la que se aparta de este tipo de cauces «oficiales». Desde un punto de vista propiamente social, se puede observar que la función originaria de la nobleza todavía tiene sentido dentro de la propia ordenación social. El elenco de funciones militares, características, atributos (la simbología de la exaltación de lo guerrero como un enaltecido valor social), y su propia tenencia y disposición de gran número de armas, otorgaban a los nobles un poder, al menos intimidatorio, muy grande. Desde esta perspectiva, su capacidad de maniobra se nos muestra así muy amplia, y configuradora también de determinadas relaciones sociales, entre las que se encuentra la propia capacidad de la nobleza como grupo social para autoperpetuarse en su posición de privilegio.
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