No es lo mismo ser pastor en la sierra que en el valle. El mismo oficio y con idénticas dificultades entraña en el llano mayor habilidad para cuidar lindes, sortear fincas tratadas con herbicidas o amoldar el pastoreo al ciclo de los cultivos para aprovecharse de los restos de cosecha. El valle se va quedando sin rebaños (también la sierra, pero no tanto); hay ya 52 pueblos sin ovejas y se han perdido 80.000 cabezas desde principios de siglo. Los ganaderos Rodrigo Fernández, de Briones, y Jesús Ángel Martínez, de Villamediana de Iregua, hablan de las dificultades del día a día en un entorno donde la agricultura manda y cada vez hay menos espacio para la ganadería.
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